Área Socio - Cultural
Cultura, Turismo y Festejos
La Huerta
Huerta en la que azarbes, meranchos, acequias y escorriores, distribuían el agua del río en las «tandas». Agua aprovechada por los huertanos hasta la más pequeña cantidad para sus cultivos, llenando de frescor y vida el paisaje.
Huerta serpenteada por caminos veredas, carriles y sendas, que te llevaban a cualquier paraje, rincón o casa.
Huerta en la que las tierras eran aprovechadas al máximo, por los sacrificados huertanos y huertanas, capaces de obtener hasta tres cosechas al año.
Huerta sembrada de corrales y cuadras, y cuyos habitantes comían de los ricos productos que obtenían de ella y de los animales que criaban, y que completaban haciendo el tradicional mercado de los lunes, donde las huertanas, en gran mayoría, cambiaban gallinas, pollos, conejos y huevos, por sal, aceite, vinagre o dinero, para comprar «tela» u otras necesidades.
Huerta repleta de niños y niñas, que maduraban rápidamente, participando y ayudando a muy temprana edad en las tareas de casa y del campo. Pero que también, jugaban y se divertían con las trompas, las pelotas de trapo, el caliche, el boli … y tantos juegos tradicionales, hoy ya olvidados.
Gastronomía
Hablar de la comida típica de Beniel es lo mismo que hacerlo de la comida de la huerta murciana.
La huerta murciana produce producen excelentes vegetales y buena oferta de carnes, así como frutas de hueso y cítricos, que son utilizaos en nuestra gastronomía.
El arroz con sus diferentes variantes: arroz con conejo, arroz de verduras, con habichuelas, olla gitana, cocido de pava o de cerdo con pelotas, michirones, conejo frito con tomate, así como los caracoles y los gurullos forman parte de nuestro patrimonio gastronómico.
Típico en la fiesta de San José, o cuando se celebra algún acontecimiento importante a nivel familiar, son los paparajotes y los buñuelos. La ensalada murciana, el mojete, el pisto, las migas, el potaje y la olla gitana, así como los cordiales, los pasteles de cabello de ángel, la mona de Pascua, o los rollos de San Antón, constituyen el costumbrismo popular de la cocina benielense.
El Mojón es una tierra eminentemente agrícola, actividad de la que ha derivado una industria conservera basada en materias primas como el pimentón y la fruta. Esta circunstancia se encuentra presente en la cocina de la pedanía, abundante en productos hortofrutícolas.
Entre los platos típicos de El Mojón aparecen arroz con habichuelas, callos de cordero, michirones, migas murcianas, guisos principalmente de pollo o conejo y el cocido de pavo con pelotas.
Artesanía
A través de los tiempos, los pueblos han encontrado su saber y su sentir en el trabajo diario. Los viejos oficios siguen estando presentes en la actividad cotidiana de los mismos.
Normalmente, la técnica empleada para la elaboración del trabajo artesanal se transmite como herencia de padres a hijos. Entre los trabajos artesanales de Beniel queremos resaltar, por su importancia, la pirotecnia y la manufactura del hierro.
La Pirotecnia
La fabricación de fuegos artificiales, en Beniel, data de 1875, cuando un vecino de la Villa, José García López, montó un pequeño taller de pirotecnia, situado a las afueras del pueblo y funda una dinastía de profesionales de la pirotecnia. Ignoramos dónde aprendió José la elaboración del Arte de los Fuegos
Los hermanos Pedro y José García Morales, hijos del anterior, continuaron la tradición del padre. Años después, los referidos hermanos se separan dando origen a dos empresas familiares diferentes. Una llamada la de “los Catorra”, descendientes de José García Morales, y otra la de ” los Bernardinos”, descendientes de Pedro García Morales. La familia de ” los Catorra” tuvieron un primer polvorín en La Mota. Posteriormente se trasladaron a las inmediaciones del cementerio, después junto a ” La Gironda” y, finalmente, en 1974, al Carril de los Fortunas, a unos tres kilómetros del casco urbano.
“Los Bernardinos”, a su vez, ubicaron el taller en las inmediaciones del Brazal de la Cruz. Una explosión, acaecida en los años setenta, destruyó todos los pabellones y la empresa desapareció.
“Los Catorra” continuaron con el arte de la pirotecnia hasta el año 2001 en el que un accidente sufrido por el menor de los hermanos, Jesús García Hernández, con graves lesiones, llevó a la familia a cerrar la empresa.
Durante 126 años, la pirotecnia en Beniel ha gozado de fama y prestigio debido al excelente trabajo de unos artistas que de generación en generación han seguido el oficio de sus mayores. Para ellos la escuela fue el taller familiar, donde desde niños –algunos a los 8 años- iniciaban su aprendizaje bajo la atenta mirada de sus padres o hermanos. A los 13 años ya estaban preparados para hacer disparos de castillos de fuegos artificiales.
A través de los tiempos han guardado celosamente su fórmula, trasmitida de padres a hijos. Para la elaboración de la misma, en primer lugar obtenían la materia prima, la pólvora, después agregaban diferentes proporciones de otras sustancias con el objeto de modificar algunas de sus propiedades para que las mezclas píricas pudieran producir la luz y el color deseado.
Han sido artífices de artísticos espectáculos en los que se unían color, luz y sonido, creando así un acto mágico para festejar, agradar y recrear a quienes lo contemplan.
Manufactura del Hierro
A través de la historia, los herreros se han jactado de poseer una de las pocas ocupaciones en donde ellos mismos fabrican las herramientas que usan para su oficio. El tiempo y la tradición han proveído sólo unas pocas herramientas básicas que varían únicamente en detalles. Una frase común sobre el trabajo de los herreros señala que “todo lo que se necesita es algo en donde calentar el metal, algo en donde golpearlo y algo con que golpearlo”.
La fragua es el lugar en donde se aplica calor al metal en la herrería y se controla el volumen del fuego necesario para el trabajo. El calentado se realiza en una forja de propano, gas natural, carbón, leña o coque. El calor es importante para determinar la temperatura y maleabilidad del metal. Cuando el hierro es calentado para incrementar su temperatura primero se vuelve rojo, luego anaranjado, amarillo y , finalmente, blanco. El color ideal para el forjado es un blanco-anaranjado. Los utensilios del herrero son: las tenazas en sus diferentes variedades de garras, un sólido yunque con agujeros donde se alojan los útiles auxiliares para trabajar el hierro que consiste en doblar, curvar, cortar, acanalar… Además, son fundamentales los martillos adecuados a los gustos y fuerza del herrero, los útiles para asegurar formas especiales, los aparatos de medición (reglas, compases), las limas, los buriles, los cinceles y una cizalla de palanca.
En Beniel, por su pasado agrícola, ha sido tradicional la fragua, que se perpetúa en la actualidad en las empresas del metal.
Eutiquio García Lázaro